En el IVIC se sopla vidrio a 1.700 °C
Se reciben
entre 15 y 20 instrumentos de los laboratorios del instituto para reparar.
La
precisión de un científico, la destreza manual de un cirujano y la paciencia de
un escultor, son requisitos indispensables para moldear el vidrio frente a un
mechero de 1.700 °C.
Destiladores,
condensadores, máquinas cortadoras de fiambre (beckers) y frascos de erlenmeyer
desfilan diariamente en la
Unidad de Soplado de Vidrio, esperando ser reparados para
continuar cumpliendo sus funciones en el Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC).
“Recibimos
hasta 20 objetos al día para arreglarlos y en algunas oportunidades fabricamos
equipos que requieran los investigadores” afirmó Rainiero Añez, técnico
superior en Tecnología de Materiales y uno de los encargados, junto a Xavier
Nóbrega, del servicio que presta gratuitamente el Centro de Química a los
laboratorios del instituto.
Una
pieza compleja puede demorar varias semanas en reparación, mientras que los
trabajos sencillos no sobrepasan los dos días. De igual manera, ocurre con los
nuevos instrumentos que se confeccionan. “La pieza más difícil que me tocó
elaborar fue un condensador de doble espiral para uno de los laboratorios del
Centro de Química, con la cual tardamos un par de semanas por la complejidad”
recordó Añez.
La
laboriosidad no es la única dificultad que enfrentan los integrantes de la Unidad de Soplado de
Vidrio. Cortaduras, quemaduras y daños en la vista a causa de las radiaciones
ultravioletas desprendidas del mechero, son un riesgo latente para quienes se
encargan de darle forma a los tubos de vidrio de borosilicato. Por ello, la
precaución y el uso de los sistemas de protección son compañeras inseparables
en la jornada.
Toda
ciencia tiene su técnica
Una
vez desinfectadas las piezas de vidrio con productos químicos para evitar
inhalar gases contaminados, el material es sometido a altas temperaturas para
modelarlo a la forma deseada. Para ello, se requiere habilidad manual y mucha
experiencia.
“Para darle
la forma y determinar el espesor se va soplando el vidrio. No puedes soplar
mucho porque se deforma, ni poco porque no haces el trabajo” explicó Añez. Se
usan pinzas para perfeccionar la forma y desechar los excesos de vidrio
caliente, los cuales son arrojados en cubos de agua para enfriar y
posteriormente ser enviados a reciclaje.
Al
terminar el trabajo de moldeo, se introduce la pieza en el horno con la
finalidad de mantener la homogeneidad de la estructura cristalina y evitar que
pueda romperse.
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